El cardenal, arzobispo de Port Moresby, destaca los temas que han caracterizado la parada de Francisco en el país oceánico: la cercanía a los jóvenes, el apoyo a los derechos de las mujeres, el impacto de su visita en la Iglesia local.
Las palabras a los jóvenes de Papúa Nueva Guinea, antes de su partida hacia Timor Oriental, fueron uno de los mensajes más intensos que el Papa dejó al país oceánico. Así lo cree el cardenal John Ribat, arzobispo de Port Moresby, para quien fue evidente cómo Francisco estableció un vínculo directo con los 10.000 jóvenes reunidos en el estadio Sir John Guise, dejando de lado el texto preparado y hablándoles con el corazón.
El Papa, comentó el cardenal, animó a los jóvenes papúes a levantarse cuando caen y a ayudar a otros que han caído. «Fue un mensaje fuerte para ellos» para “ayudarse mutuamente, levantarse juntos, no sólo buscando ayuda fuera, sino también dentro de sí mismos”. Luego les confió otro, prosiguió el cardenal Ribat, con la invitación a «permanecer en contacto con sus abuelos», explicándoles la inestimable riqueza de un patrimonio de «valores y cultura del que hoy, con tantas influencias modernas, corremos el riesgo de desconectarnos», entre otras cosas porque Internet y las redes sociales, argumentó, nunca podrán proporcionar esos valores.
El papel de la mujer en la sociedad papú
Francisco, señala el arzobispo de Port Moresby, en sus encuentros y mensajes también ha reconocido y promovido el hecho de que «las mujeres son las que se comprometen, son las grandes constructoras de la sociedad», en un país donde en cambio la cultura está dominada por los hombres y su actitud de «menospreciar a las mujeres». A las mujeres no se las respeta por lo que aportan a la sociedad, y esto ‘muchas veces lleva a la violencia contra ellas’, al revés, deben ser queridas y promovidas, deben poder vivir su vida libremente, igual que los hombres, y de forma ‘responsable y positiva’.
La gestión de los recursos
Fundamental para la vida del pueblo papú es la cuestión de la riqueza natural del país y su gestión, un aspecto que el Papa abordó directamente. Visitó Vanimo», dice el cardenal Ribat, “vio los bosques y los recursos que tenemos, algunos de los cuales han sido explotados, y subrayó que estos recursos deben utilizarse para desarrollar el país, para construir servicios como la sanidad y la educación”. Francisco, en su diálogo con los jóvenes, les exhortó precisamente sobre el tema de los recursos naturales y la cuestión de quién se beneficia luego del rendimiento económico, y luego indicó «que los recursos deben ser utilizados para construir la nación, para que todos puedan beneficiarse».
Esperanza, amor y fe en Papúa Nueva Guinea
Todas las palabras del Papa, es el sentir de Ribat, «animaron al pueblo, a la nación, al gobierno», porque cada encuentro tuvo una dirección específica y porque el corazón de la visita del Papa fue un mensaje de esperanza, amor y fe. Para los católicos del país, además, su presencia supuso un gran estímulo para vivir y trabajar juntos. Muchos papúes, para estar con el Papa Francisco durante estos tres días, emprendieron viajes largos y a menudo peligrosos, y muchos de ellos, señala el arzobispo de Port Moresby, «siguieron los caminos que antes recorrían los misioneros. Algunos han hecho peregrinaciones de dos semanas o más’. «El Papa nos anima a avanzar en la fe, la esperanza y la unidad, y ahora», espera el cardenal, “debemos asegurarnos de que sus palabras inspiren la acción”, para que su mensaje no se quede en meras palabras, sino que pueda “avanzar en una construcción positiva de la sociedad, inspirada en la esperanza que Francisco ha expresado para nuestra nación”.
Una fe que resiste
Frente a un mundo que cambia, incluso dramáticamente, el compromiso inquebrantable de la Iglesia sigue siendo un faro de esperanza y «la fe resiste». El cardenal Ribat recuerda que «Cristo es el mismo ayer, hoy y siempre» y que, a pesar de todos los cambios y progresos, la fe es la única constante que debe permanecer.
Por Francesca Merlo y Delphine Allaire – Port Moresby
Foto: Facebook
Créditos: vaticannews.va