¿Qué es el Jubileo?








‘Jubileo’ es el nombre de un año particular. Es un tiempo de «intensa experiencia de gracia» que nos ayuda a conmemorar, celebrar y vivir con júbilo la Encarnación del Hijo de Dios.
El término “Jubileo” proviene de la palabra hebrea yobel, que se refiere al sonido de cuerno de carnero que se tocaba en la tradición judía para anunciar el comienzo de ciertas fiestas sagradas, y que significaba un tiempo de renovación.
En la Biblia, el Jubileo era un año especial que ocurría cada 50 años. El Jubileo marcaba el comienzo de un período en el que los israelitas debían realizar actos de misericordia y gracia, como perdonar deudas pendientes y liberar esclavos. Se proponía como la ocasión para restablecer la correcta relación con Dios, con las personas y con la creación.
En la Iglesia Católica, fue el Papa Bonifacio VIII, quien convocó en el año 1300 el primer Jubileo, llamado también “Año Santo”.
En 1470, el Papa Paulo II establece que los Jubileos se realicen cada 25 años, esto para que cada generación participara al menos en uno. También hay Jubileos ‘extraordinarios’: por ejemplo, en 1933, Pío XI quiso conmemorar el aniversario de la Redención y en 2015 el Papa Francisco convocó el año de la Misericordia.
Desde 1300 hasta la fecha se han celebrado alrededor de 27 Jubileos. Y ahora en el año 2025 el Santo Padre Francisco, ha convocado el Jubileo de la Esperanza.


En esta ocasión el Papa Francisco, por medio de la Bula «Spes non confundit», «la esperanza no defrauda» (Rm 5,5), nos invita a celebrar los 2025 años de la manifestación de Jesús, luz de los pueblos y esperanza nuestra. Se trata de una oportunidad para reavivar el don de la esperanza que no defrauda ni engaña, pues en Cristo hemos puesto nuestra confianza.
Se inició el 24 de diciembre con la apertura de la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro del Vaticano. Y el 29 de diciembre, se celebró la apertura del Jubileo en nuestra Diócesis de Nuevo Laredo.
Finalizará en todas las diócesis el domingo 28 de diciembre de 2025. En Roma se clausurará con el cierre de la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro el 6 de enero de 2026.
Este Año Santo o Año Jubilar está caracterizado por la Esperanza en Cristo que no defrauda. Tiene como lema: “Peregrinos de Esperanza”; pues se nos invita a ponernos en camino como peregrinos hacia un encuentro vivo y personal con el Señor Jesús y reavivar la esperanza en Él. Por eso, el signo más elocuente de este año será la PEREGRINACIÓN, a los lugares sagrados o iglesias jubilares.

Indican la humanidad proveniente desde los cuatro rincones de la tierra. Abrazadas entre ellas, indican la solidaridad y la fraternidad que une a los pueblos.
La imagen muestra cómo el camino del peregrino no es un hecho individual, sino comunitario con la impronta de un dinamismo en crecimiento que tiende cada vez más hacia la cruz.
Las olas muestran que la peregrinación de la vida no siempre pasa por aguas tranquilas. Muchas veces las experiencias personales y los eventos del mundo exigen con mayor intensidad el llamado a la esperanza.
La primera figura está aferrada a la cruz. Es el signo no solo de la fe que abraza, sino también de la esperanza que nunca puede ser abandonada, porque necesitamos siempre de ella, sobre todo en los momentos de mayor necesidad.
La cruz no es estática, sino dinámica y se curva hacia la humanidad, saliendo a su encuentro y no dejándola sola, ofreciendo la certeza de la presencia y la seguridad de la esperanza.
La parte inferior de la cruz que se alarga transformándose en un ancla y que se impone sobre el movimiento de las olas. Bien sabemos que el ancla ha sido usada como metáfora de la esperanza. De hecho, el ancla de la esperanza es el nombre que en la jerga marina se da al ancla de reserva usada por las embarcaciones para hacer maniobras de emergencia que permitan estabilizar la barca durante las tormentas.
Se destaca, finalmente, con color verde el lema del jubileo 2025: Peregrinos de esperanza.
La Peregrinación en el Jubileo



No es casual que la peregrinación exprese un elemento fundamental de todo acontecimiento jubilar. Ponerse en camino es un gesto típico de quienes buscan el sentido de la vida. La peregrinación a pie favorece mucho el redescubrimiento del valor del silencio, del esfuerzo, de lo esencial.
Las iglesias jubilares, podrán ser oasis de espiritualidad en los cuales revitalizar el camino de la fe y beber de los manantiales de la esperanza, sobre todo acercándose al sacramento de la Reconciliación, punto de partida insustituible para un verdadero camino de conversión.
¿Cómo podemos vivir con intensidad este Jubileo?
El itinerario para este tiempo de gracia es reavivar la esperanza que se funda en el amor de Dios. Es misión de todos los bautizados transformar los signos de nuestros tiempos en signos de esperanza. En este sentido, el Papa Francisco nos propone la vivencia de algunos de ellos:
- Que la esperanza se traduzca en paz para el mundo.
- Que la esperanza despierte el entusiasmo de vivir con alegría.
- Que seamos signos de esperanza para quienes están privados de libertad.
- Que nuestro amor sea signo de esperanza para los enfermos.
- Que reavivemos la esperanza en los jóvenes.
- Que la esperanza sea fortaleza para los migrantes.
- Que exista esperanza en los ancianos.
- Que la esperanza sea cobijo de los pobres.
La tarea es una: ser peregrinos y misioneros de esperanza en medio de una sociedad de caos, confusión y muerte. Que nuestra vida cristiana sea resplandor de entusiasmo para quienes viven en la oscuridad, comunicando a los hermanos que Cristo es la esperanza que no defrauda (Rom 5,5).
¿Se puede ganar Indulgencia en este Año Jubilar?
En este Jubileo 2025 podemos ganar la Indulgencia Jubilar. Se trata de la gracia de Cristo que remueve la “huella” que deja el pecado a modo de “efectos residuales”. El sacramento de la Penitencia quita el pecado, pero queda la culpa; por medio de la Indulgencia el cristiano queda plenamente purificado.
Algunas disposiciones para poder obtener y hacer efectiva la práctica de la Indulgencia Jubilar son:
1. Peregrinar hacia cualquier lugar sagrado jubilar, participando:
a) devotamente en la Santa Misa;
b) o en una Misa ritual para conferir los sacramentos de iniciación cristiana o la Unción de los enfermos;
c) o en la celebración de la Palabra de Dios;
d) o en la Liturgia de las Horas;
e) o en el rezo del Via Crucis;
f) o en el rezo en el Rosario mariano;
g) o en una celebración penitencial, que concluya con la confesión individual de los penitentes.
Lugares jubilares en la Diócesis: Catedral del Espíritu Santo y Parroquia San José de Sabinas Hidalgo, N.L. En Roma: las cuatro basílicas Papales Mayores (San Pedro en el Vaticano, Santísimo Salvador en el Laterano, Santa María la Mayor, San Pablo Extramuros). En Tierra Santa: Santo Sepulcro en Jerusalén, de la Natividad en Belén, de la Anunciación en Nazaret.
2. Visitar devotamente un lugar jubilar, individualmente o en grupo, y ahí realizar, durante un periodo de tiempo adecuado:
a) Adoración eucarística y meditación, concluyendo con el Padre Nuestro, la Profesión de Fe e invocaciones a María, Madre de Dios.
3. Participar en las Misiones populares.
4. Participar en ejercicios espirituales.
5. Participar en encuentros de formación sobre los textos del Concilio Vaticano II y del Catecismo.
6. Realizar un acto de caridad en favor de las almas del Purgatorio, y recibir la Comunión por segunda vez en el mismo día permite una segunda indulgencia en un solo día.
7. Realizar obras de misericordia corporales (dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, vestir al desnudo, acoger al forastero, asistir a los enfermos, visitar a los presos, enterrar a los muertos).
8. Realizar obras de misericordia espirituales (dar consejo al que lo necesita, enseñar al que no sabe, corregir al que yerra, consolar al triste, perdonar las ofensas, soportar con paciencia las personas molestas, rogar a Dios por los vivos y por los difuntos).
9. Abstenerse de distracciones banales durante un viernes (Ej.: redes sociales).
10. Ayunar o practicar la abstinencia según las normas de la Iglesia.
11. Donar a los pobres.
12. Apoyar obras de carácter religioso o social, especialmente en defensa de la vida.
13. Dedicar tiempo libre a actividades de voluntariado.
14. Recibir la Bendición Papal impartida por los obispos en las catedrales o iglesias jubilares.
15. Visitar a enfermos, encarcelados o ancianos en soledad.
Para más detalles sobre la concesión de la indulgencia durante el Jubileo ordinario del año 2025, visita:
Puertas Santas
A diferencia del Jubileo Extraordinario de 2015-2016, en el que el Papa ordenó la inauguración de una “Puerta de la Misericordia” en cada catedral, concatedral o en una iglesia de significado especial, en 2025 las únicas Puertas Santas serán las de las cuatro Basílicas Papales de Roma. La única excepción, prevista por el Pontífice en la bula, es su intención de abrir la Puerta Santa en una cárcel (en este caso, la de Rebbia en Roma). La finalidad de este gesto es convertirla en “un símbolo que invita a mirar al futuro con esperanza y con un renovado compromiso de vida”. El gesto de abrir la Puerta Santa es un rito profundamente significativo, no solo para la Iglesia, sino para todos los cristianos.
En palabras del Papa, este es “el momento de un nuevo Jubileo”, un tiempo de gracia que nos llama a la reconciliación, a la conversión y a un renovado encuentro con Dios. La Puerta Santa no es solo un umbral físico, sino un símbolo de la invitación divina a cruzar hacia un nuevo comienzo, un camino de esperanza que se abre ante todos. También, el Santo Padre, ha solicitado que en las Iglesias particulares (diócesis) se procure que el Pueblo de Dios acoja, “con plena participación, tanto el anuncio de esperanza de la gracia de Dios como los signos que atestiguan su eficacia”. De este modo, el Pontífice anima a los fieles de todo el mundo a vivir plenamente el año de gracia, entendiendo que no todos podrán viajar a Roma.

Iglesias Jubilares



Son las iglesias señaladas como lugares de encuentro para los peregrinos.
Nuestro Administrador Apostólico, Mons. Rogelio Cabrera López, ha designado como iglesias jubilares en nuestra Diócesis, la Catedral del Espíritu Santo y la Parroquia San José de Sabina, Hgo. Nuevo León. Es posible ganar la indulgencia plenaria realizando una visita piadosa a alguno de estos templos, cumpliendo con las disposiciones marcadas.
Catedral del Espíritu Santo
- Dirección: C. Veracruz 2531, Madero, 88270 Nuevo Laredo, Tamps.
Parroquia San José de Sabinas, Hgo., NL.
- Dirección: Porfirio Díaz 610, Sur, 65200 Sabinas Hidalgo, N.L.025.va/es.html